LA EMPANADILLA

Somos los que un día alguien maltrató y los que otro día, alguien querrá más que a su vida. 
Somos blancos, pardos, carey, tricolor, marrones o negros; somos grandes, medianos y pequeños, cachorros, jóvenes, adultos y viejitos; somos tranquilos, inquietos, introvertidos y extrovertidos, sociables, reservados, inteligentes (que no es lo mismo que listos valientes, asustadizos, frágiles, independientes, cariñosos, fieles. 
Somos la resiliencia y la esperanza vestidos de pelo, bigotes, hocicos y garras. 
Somos supervivientes. 

Nuestros nombres son el título de cada capítulo de un infinito libro que cuenta decenas de historias, muchas de ellas con finales felices.
Y eso es lo que queremos todos, una foto de familia que suene a despedida de una vida como rescatados y de el pistoletazo de salida a otra nueva llena de amor del bueno. 

A veces el capítulo tiene muchas hojas, tantas que se hace largo y parece que no se acaba, porque la oscuridad de algunas personas nos ha roto mucho el cuerpo y el alma. 
Y son las buenas (porque por cada villano hay cientos de héroes y heroínas) las que nos salvan. Lo hacen acogiéndonos en sus hogares, ayudándonos a pagar cirugías, medicamentos y plazas en residencia, lo hacen adoptándonos parar querernos tanto como no nos han querido antes. 

El legado de Aroa somos un ejército silencioso y disciplinado con una misión muy importante: ser felices. 

El Legado de Aroa es una asociación modesta que ofrece ayuda a animales sin hogar. Para ello, hacemos uso de residencia privada y casas de acogida que permiten dar cobijo mientras se recuperan para encontrar familia. Mensualmente asumimos el pago de residencia, gastos veterinarios y de alimentación, procurando cubrir sus necesidades bajo los principios de dignidad y respeto.