UN AMIGO PARA ADRI

Adriana, una niña de 2 años con TEA, vive en un entorno natural junto a su familia, rodeada de animales que le fascinan. Sin embargo, la comunicación es un desafío constante para la familia, ya que Adriana aún no ha desarrollado el lenguaje. Además, enfrentan dificultades relacionadas con crisis de agresividad y problemas de sueño que afectan su calidad de vida.

La familia de Adriana ha reflexionado mucho sobre la posibilidad de incorporar un perro de asistencia en sus vidas y han llegado a la conclusión de que esta decisión podría aportar innumerables beneficios.

El perro de asistencia ayudaría a abordar las necesidades clave de Adriana, que incluyen:

Mejora en la comunicación: Un perro de asistencia puede desempeñar un papel crucial en el fomento de la comunicación no verbal, lo que podría abrir nuevas formas de expresión y entendimiento para Adriana.

Control de crisis de agresividad: La presencia de un perro de asistencia podría ayudar a reducir los episodios de agresividad, proporcionando apoyo emocional y distracción en momentos difíciles.

Mejora del sueño: La compañía de un perro de asistencia podría contribuir a crear un ambiente más tranquilo y seguro para Adriana durante la noche, ejercer presión sobre ella y ayudar a abordar los problemas de sueño.

La familia de Adriana, al igual que cualquier otra, desea brindarle todas las oportunidades y opciones posibles para un desarrollo saludable y feliz. Consideran que la incorporación de un perro de asistencia no solo sería beneficioso para su hija, sino que también impactaría positivamente en toda la familia, permitiéndoles disfrutar de momentos al aire libre y fortaleciendo su unidad.

En definitiva, la familia de Adriana está decidida a dar este paso con la esperanza de que un perro de asistencia se convierta en un miembro valioso de su equipo familiar, un compañero que los acompañe en su día a día y les ayude a superar los desafíos que puedan surgir en el futuro.