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HISTORIA 5 | MISIÓN ANTONIO BENAIGES: EL MAESTRO QUE PROMETIÓ EL MAR
10 October 2025
En 1936, en un pequeño pueblo burgalés llamado Bañuelos de Bureba, un maestro llamado Antonio Benaiges hizo una promesa a sus alumnos y alumnas: los llevaría a conocer el mar. Para aquellos niños y niñas de una escuela rural, el mar era un sueño lejano, casi inalcanzable. Pero la guerra truncó aquel deseo. Antonio fue asesinado al inicio del conflicto y nunca pudo cumplir su palabra.
Ochenta y ocho años después, en julio de 2024, esa promesa por fin se hizo realidad. Gracias al impulso solidario de muchas personas y entidades, la Misión Antonio Benaiges logró llevar a 28 niños y niñas de entre 8 y 13 años —procedentes del sector 6 de la Cañada Real (Madrid) y del barrio de Cartuja (Granada)— a recorrer el mismo camino que Antonio soñó, culminando su viaje en Mont-roig del Camp (Tarragona), el pueblo natal del maestro.
Durante una semana, el grupo vivió una experiencia única de convivencia, aprendizaje y memoria. Pasaron por cinco comunidades autónomas, visitando lugares emblemáticos como Atapuerca o Bañuelos de Bureba, donde realizaron talleres de arqueología y apicultura, participaron en actividades de teatro y deporte, conocieron proyectos culturales y, finalmente, cumplieron el sueño de ver y disfrutar el mar.
Esta aventura fue posible gracias a la colaboración de numerosas entidades, ayuntamientos e instituciones —entre ellas el Museo de la Evolución Humana, la Asociación Memorialista La Barranca, Filmax, y los Ayuntamientos de Maella, Mont-roig del Camp y Cambrils, entre otros—, que sumaron esfuerzos para hacer viable la compleja logística del viaje.
El reto consiguió su objetivo: financiar los alojamientos, transportes, comidas y actividades que hicieron posible que estos niños y niñas vivieran una experiencia transformadora. Además, sus vivencias se recogieron en una publicación elaborada por ellos mismos, recuperando el espíritu de la pedagogía Freinet que Antonio Benaiges practicó con tanta pasión.
La Misión Antonio Benaiges no solo cumplió una promesa pendiente, sino que honró la memoria de un maestro que creyó en la educación como camino hacia la libertad.
Gracias a todas las personas donantes, colaboradoras y soñadoras que hicieron posible llegar, por fin, al mar.