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Este es uno de esos retos que puede parecer sencillo sobre el papel; tan solo hay que recorrer 300.000 metros en un tiempo límite de 48 horas, o lo que es lo mismo, realizar algo más de 400.000 zancadas en dos días.
Sin embargo, cuando tienes en cuenta variables como las paradas fisiológicas, el hambre, la fatiga, la privación de sueño y los innumerables inconvenientes que pueden acontecer en un espacio de tiempo tan grande es cuando nos damos cuenta de la magnitud de este reto.
Mi motivación en esta prueba en la que debuto en el formato de 48 horas es dar mi mejor versión para dar a conocer los trastornos del apego y la labor que realiza Petales España (http://petales.es/), asociación de ayuda y apoyo para padres, familiares y personas que presentan trastornos del vínculo afectivo o apego.
Sobre el papel parece que lo más difícil a la hora de educar a un hijo es tener ilusión, paciencia y muchas ganas, pero hay ocasiones en las que los niños parecen no funcionar como los demás, lo que en caso de chicos y chicas con trastornos del apego conlleva innumerables dificultades en la vida escolar, familiar y social.
No son personas con problemas genéticos ni discapacidad de ningún tipo, pero su dificultad para entender y manifestar emociones o establecer relaciones sociales suele provocar que sufran rechazo y les impide desarrollar sus competencias sociales, minando su motivación y autoestima, lo que suele provocar que aparezcan problemas de conducta.
Los trastornos del apego son muy poco conocidos aún, pero desde Petales saben de primera mano que la convivencia con hijos y familiares en esta situación puede suponer el mayor reto personal y vital que confronte la familia.
Quiero aprovechar este reto para ayudar a esas familias y decirles que no están solas, y que al igual que creo que el entrenamiento y esfuerzo diario durante meses para preparar este reto valdrá la pena con creces, más aún lo valen el esfuerzo y sacrificio diario que ellos hacen por sus niños.
Dice un viejo proverbio africano que para educar a un niño hace falta la tribu entera, ¡ayudémosles entre todos!
Petales España, Asociación de Ayuda Mutua a los afectados de los Trastornos de Apego es una asociación integrada en Petales International, dedicada a prestar ayuda a los niños, afectados y familias con Trastornos de Apego.
Estos trastornos son frecuentes en niños que no han podido establecer el vínculo afectivo imprescindible para su normal desarrollo en los primeros años de su infancia. Esta carencia puede producirse en la relación con su propia madre (ruptura, falta de cuidados o exceso de los mismos) o también ser causada por un acontecimiento traumático en sí – o que el propio niño viva como tal .
La convivencia con hijos o familiares en esta situación pone a prueba nuestro equilibrio personal y de pareja. Todos los niños que sufren trastornos de apego ponen continuamente a prueba el amor de sus padres y los vínculos que han establecido con ellos mediante un proceso sutil de exigencia en la atención que estos les dispensan. Son frecuentes los intentos de manipulación, las mentiras e incluso los comportamientos agresivos y violentos sobre todo hacia su madre y a veces también las autolesiones. Eso suele conllevarles un estigma en el ámbito familiar, educativo y social que hace más díficil su recuperación, y en consecuencia, formar un buen concepto de si mismo, y su plena integración en la sociedad en que viven. Estos comportamientos son, ante todos, signos de sufrimiento que necesitan una gran comprensión por parte de los padres y de todas las personas con las que se relacionan.
Nuestra misión consiste en apoyar y ayudar a todas las personas que tienen familiares que sufren ese trastorno. Es decir acoger, escuchar, ayudar, apoyar e informar a los padres, a los miembros de la familia así como a quienes conviven con estos niños.
Comentaris (6)
Rocío
Es admirable que dediques tu tiempo y tu esfuerzo en este gran reto, mucho ánimo.
Susana
Muchas gracias por hacer visible nuestro APEGO !!
Isabel
Ánimo con la marcha y miles de gracias por dar visibilidad al trastorno del apego, del que nuestros niños adoptados sufren y que tan disruptiva es en la convivencia familiar sin tener ellos la culpa.